Actualmente, con las soluciones de gestión de proyectos los profesionales de este campo tienen acceso a más datos que nunca sobre el rendimiento de estos proyectos, pero con tener los datos disponibles no es suficiente si no se conocen las métricas a tener en cuenta. De nada sirven los datos si no se tienen en cuenta, en este post veremos cuáles son estas métricas que se deben medir para llevar a cabo proyectos exitosos cumpliendo con costes y tiempos.
Margen bruto: es el resultado de la resta entre el coste real del proyecto hasta la fecha y de los ingresos totales del proyecto, esta métrica debería ser conocida por todas las partes implicadas, ya que es la forma más clara de ver si el proyecto se desarrolla como se esperaba y si su rendimiento cumple con las expectativas.
Medir las solicitudes de cambio y los cambios reales en el alcance del proyecto: los proyectos se inician con un alcance y presupuesto preestablecidos, los cambios que se hacen una vez ya se ha iniciado, si no van dirigidos a aumentar el presupuesto, pueden perjudicar su rendimiento. Por eso es muy importante saber en todo momento qué cambios se han solicitado y cuáles se han aceptado para hacer los ajustes necesarios y que el rendimiento y el éxito del proyecto no se vean afectados.
Comprobar el tiempo de respuesta entre equipos: cuando hay una incidencia el tiempo es crucial, midiendo el tiempo de respuesta de todos los equipos se puede prever el tiempo que se necesitaría para hacer frente a algún problema.
Medir el número de incidentes ocurridos: el número e incidencias de un proyecto puede indicar un problema en la forma de responder ante los problemas del equipo o bien una ineficiencia del análisis de riesgos, del que ya hablamos la semana pasada en este blog. Si el número de incidencias va en aumento deben revisarse las estrategias de análisis y gestión de riesgos y en caso de ser necesario, dar formación al equipo sobre cómo hacerles frente.
Evaluar el porcentaje de uso de los recursos: dividiendo el tiempo que un recurso ha dedicado al proyecto por el que se ha presupuestado se consigue el porcentaje de uso de ese recurso, esta métrica permite ver si un recurso está sobre o subasignado.
Hacer un seguimiento de la calidad de las tareas y actividades completadas: el éxito del proyecto depende de su calidad, para tener una referencia para su medición, se debe dividir el número de defectos por el tamaño medio de cada defecto. Esto ayuda a tener una visión media del alcance de un problema para ver qué cambios es necesario realizar e el plan de gestión de riesgos.
Con estas métricas se podrá tener un mayor control sobre la gestión de proyectos, un proceso largo y complejo que necesita de soluciones y métricas para su control.